23 octubre
– Italia, Lago de Garda, Nuestra Señora de Frassino




Martha Robin decía: “toda vida es una misa”, podríamos decir de manera análoga que toda vida es un Rosario. No lo percibiremos, sin duda, que al final cuando lo hayamos completamente desgranado, cuando nuestra existencia haya encontrado su forma y su armonía definitiva, más allá de lo caótico que pueda parecer su desarrollo cotidiano.

Así como el Rosario está formado por misterios gloriosos, (luminosos), dolorosos y gozosos, podríamos decir que en lo que concierne al trabajo del Espíritu Santo en nuestra existencia, hay “efusiones”, gozosas, dolorosas y gloriosas. El orden tiene su importancia, aún y cuando las cosas se desarrollan más en forma cíclica que lineal.

Hay efusiones del Espíritu que iluminan y revelan, efusiones del Espíritu que despojan y empobrecen, efusiones del Espíritu que confirman y fortalecen. Las tres son necesarias: las primeras para hacer nacer la fe, las segundas para enseñar la esperanza, y las terceras para comunicar el valor de amar.


Padre Jacques Philippe
Tomado de La liberté intérieure
Ediciones des Béatitudes, 2002


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Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, 
el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres 
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, 

ruega por nosotros, pecadores,
 ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.