Encontrarse con María,
descubrir la persona de María,
llegar a conocer la función maternal de María
y su misión salvadora,
es provechosísimo y de honda consolación para sus devotos.
Algunos han pasado al lado de María sin reconocerla;
el trato que han tenido con ella ha sido un trato frío,
poco menos que diplomático;
hasta que un día descubrieron
que ella es su Madre
y como tal, los protege y los guía.
Desde entonces su vida cambió fundamentalmente.
Como huérfanos que un día
felicísimos encontraron a su Madre
y comenzaron a vivir con ella,
una muy sentida alegría inundó su corazón.
María, “causa de nuestra alegría”,
gracias por darnos a Jesús
que nos comunica su vida.
* P. Alfonso Milagro