María, modelo de esposa





La Virgen Santísima, que vivió en una permanente contemplación de Dios,
no descuidó sin embargo el cumplimiento de sus deberes diarios,
la atención de Jesús y de José, que integraban su hogar,
las tareas domésticas, el arreglo de su pobre casa.


Todo eso lo hizo y lo hizo perfectamente
y lo hizo sin perder por ello la comunicación personal y afectiva con su Dios.


Mucho tendremos que aprender nosotros, tanto en un sentido como en otro.


María, ayúdanos a vivir con la mirada dirigida al cielo
y los brazos extendidos hacia nuestros hermanos.



* P. Alfonso Milagro