3 junio – Italia: N.S. de la Carta
Para obtener nuestro perdón, se necesita un alma inocente.
Para ocuparse de las necesidades de los demás, estar libre de toda deuda, limpio de toda mancha.
Para consolar, para secar las lágrimas de los niños pequeños, se necesita ser madre.
Para dispensar las gracias y bendiciones del cielo se debe ser la Reina.
Para dar todo, para ayudar a todos, se debe tener en las manos las llaves de los tesoros de Dios.
Es eso la Santa Virgen (...) la Reina, extrae a su voluntad del divino tesoro.
(...) Todos los gritos, todas las súplicas, todas las alabanzas que se elevan desde la tierra hacia Dios, pasan a través de María, de María a Jesús y de Jesús al Padre.
Y en retorno, todas las gracias obtenidas van del Padre al Hijo, del Hijo a la Santa Virgen, y a través de ella al que ora.
Y no es específicamente a una pocas almas a quienes María protege. Ella recurre en ayuda de todos.
La Virgen tiene todo poder sobre el corazón de Dios, por eso es que protege, consuela, sana, anima, ilumina, socorre y quiere salvar a toda su familia humana entera.
Madre de misericordia, ella imita al Padre de todas las misericordias y nos ayuda incluso cuando no se lo pedimos.
Marthe Robin :
Extraits du livre du père Manteau-Bonamy, Marthe Robin sous la conduite de Marie
(Editions Saint-Paul)
Extraits du livre du père Manteau-Bonamy, Marthe Robin sous la conduite de Marie
(Editions Saint-Paul)
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es.mariedenazareth.com
Dios te salve, Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen.