Valor de los pequeños pasos




No es fácil cambiar y crear de la noche a la mañana una vida mejor. Pero, hay pasos pequeños que podemos dar para alcanzar el cambio que tanto anhelamos. Aunque al principio no logremos mucho, el solo hecho de mantener un estado mental adecuado y receptivo nos va a poner en movimiento, nos va a ubicar en el camino correcto hacia la superación personal.

Juan quiere dejar de ser malhumorado y convertirse en una persona que la mayor parte del tiempo sea amable y de buen carácter. Lo animo a empezar con pequeños gestos, como sonreír un poco más cada día, apreciar verbalmente el trabajo de alguno de su familia o de algún colega, usar cada vez más un "por favor" y un "gracias". Dejar atrás el mal carácter, la rudeza, el enojo cotidiano; es imposible de un día para otro, pero son posibles los cambios minúsculos, que parecen imperceptibles pero que con el tiempo se convierten en buenos hábitos, tan naturales que no requieren ningún esfuerzo para realizarlos.

¿Y tú? Tú puedes comenzar ahora mismo
 ¿cuáles son esos pequeños cambios que puedes ejecutar?
 ¿cuáles son esos pequeños pasos que puedes dar
y que te conducirán a los grandes cambios?.

Empieza ahora y viendo los resultados positivos,
poco a poco te sentirás motivado para seguir adelante.

Empieza ya, no esperes más.


* Enviado por el P. Natalio


Hay que tener coraje para enfrentarse con un león o alguna bestia salvaje. Pero más coraje hay que tener para enfrentarse con el mundo, que está en poder de Satanás, que es la peor Bestia que podamos imaginar. Y hay que tener coraje también para enfrentarnos a la propia bestia qua cada hombre lleva en su interior, es decir, la carne con todas sus pasiones desordenadas.

Estos tiempos son malos, y necesitamos de mucho coraje para enfrentar las burlas y escarnios de quienes no creen y se mofan de la religión.

Coraje también se necesita para extirpar de raíz las malas costumbres y apegos desordenados que tenemos a las criaturas, y animarnos a seguir a Cristo por el camino estrecho de la cruz y del cumplimiento del deber.

En definitiva, para ser héroes, no es necesario emprender una aventura a parajes distantes y peligrosos, sino que basta que nos decidamos a tratar de vivir en gracia de Dios, y los enemigos aparecen solos, por todas partes.

Tratemos de ser santos de verdad, y veremos cómo por todos lados surgen enemigos que con lisonjas o amenazas, querrán desalentarnos y acobardarnos. Es aquí donde necesitamos poner coraje, porque el Cielo es de los esforzados y no de los miedosos.

(Sitio Santísima Virgen)