María, corazón de la Iglesia




Toda comunidad debe tener una cabeza y un corazón;
 la comunidad cristiana tiene a Jesucristo como Cabeza
 y a María como Corazón.


El corazón es el motor que impulsa y da fuerza. 
María Santísima fue la que en los primeros días de la Iglesia 
dirigió a los Apóstoles,
 los animó, los orientó y les dio las fuerzas 
que necesitaban para ir por el mundo 
y evangelizarlo.


Si quieres que tu apostolado sea fecundo 
y que el cansancio no mine tu acción apostólica,
 ponte bajo la protección de la Reina de los Apóstoles.


María, alma de la primitiva comunidad,
 acompaña nuestros pasos 
y ayúdanos a formar la comunidad cristiana.



* P. Alfonso Milagro