Es María, la mujer del Apocalipsis?

De Enciclopedia mariana

Una reseña de los pasajes marianos del NT no podría pasar en silencio este capitulo tan conocido del Apocalipsis, centrado en "la mujer vestida de sol".
¿Quién es esa mujer? ¿La iglesia, María, o bien las dos juntamente? Intentaremos esbozar una respuesta, haciendo una síntesis concisa de los argumentos presentados por las diversas orientaciones de lectura exegética. Prescindiremos, sin embargo, de las cuestiones introductorias que todavía se siguen discutiendo y que se refieren al autor del libro (¿el nombre de Juan responde al del apóstol, o se trata de un pseudónimo?), a su unidad estructural, a su estilo, a la fecha de su composición.

Baste la siguiente indicación. Se admite bastante generalmente que el Apocalipsis vio la luz bajo el reinado de Domiciano, hacia el año 95. A pesar de las diferencias de lengua y de estilo, revela un parentesco innegable con los demás escritos de Juan, de cuya doctrina se muestra sensiblemente empapado.

1. CONTACTOS DE AP 12 CON GÉN 3,15.
Puede resultar sorprendente, pero hay que reconocer que entre los textos del NT, si exceptuamos la alusión probable de Rom 16,2O, solamente en Ap 12 hay evidentes alusiones a Gén 3,15.

Gn/03/15: "Yo pongo enemistad entre ti y la mujer...", decía el antiguo oráculo del Génesis, conocido como el protoevangelio.
 La mujer no puede ser más que Eva, es decir, la mujer de la que el autor ha estado hablando hasta aquel momento. Lo exige el articulo determinado (la), que supone un vinculo con la narración precedente. "... Entre tu linaje y el suyo..." El linaje de la serpiente designa a los que han asimilado el engaño del seductor, haciéndose así hijos suyos, gregarios suyos, siguiendo sus instigaciones al mal (cf Sab 2,24; Jn 8,44). 

Por exclusión, el linaje de la mujer está constituido por aquellos que se mantienen fieles a los caminos de Dios. "... Él (el linaje) te aplastará la cabeza mientras tú te abalances a su calcañal". Es sabido que, según el texto hebreo, el que aplaste la cabeza de la serpiente no será la mujer sino su linaje. 

¿A quién hemos de ver en este linaje o descendencia, que ha de alcanzar la victoria definitiva? ¿A una colectividad (el linaje de la casa real de David), a un grupo, o bien a un individuo? 
Las respuestas se muestran vacilantes y, rigurosamente hablando, no entran dentro de los límites de nuestro tema. De todas formas, queda en pie el hecho de que la derrota de la serpiente es mortal, desde el momento en que se le aplasta la cabeza. Dios se pone de parte del hombre ("Yo pongo enemistad..."). Israel sabe que puede contar con las promesas de Dios, que no se arrepiente nunca de lo prometido.

/Ap/12/Gn/03/15: 
El c. 12 del Apocalipsis presenta muchos contactos con Gén 3,15. En efecto, al dragón se le califica como "la serpiente antigua, que se llama diablo y satanás, el seductor del mundo entero" (v. 9). Se encuentra en abierta hostilidad contra la mujer. En primera instancia se presta a devorar a su hijo apenas lo haya dado a luz (v. 4). Fracasado este primer intento (vv. 5.12), se pone a perseguir a la mujer (v. 13), vomita tras ella como un río de agua (v. 15), se irrita contra su persona y finalmente "se va a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús" (v. 17).

2. GÉN 3.15 EN LOS SETENTA Y EN EL"TARGUM" PALESTINO. Con vistas a la reflexión que vamos a elaborar es importante ver cómo han releído Gén 3,15 la versión griega de los Setenta (s. III-II a.C.) y la aramea del targum de Palestina, quizá también anterior al NT.

a) La versión griega de los Setenta. 
Esta versión atestigua con claridad la expectativa de un mesias-persona. Efectivamente, en la parte final de Gén 3,15 traduce de este modo: "Él te aplastará la cabeza". Hay que observar que se da aquí una disonancia respecto a la sintaxis a saber: el pronombre él (griego autós) es masculino, a pesar de que se refiere al sustantivo linaje o semilla, que en griego es neutro (ta sperma). Por tanto, el traductor debería haber usado el pronombre neutro autó (es decir, el linaje). La falta de concordancia entre el pronombre de tercera persona masculino él y el sustantivo neutro linaje confirma que para los judíos contemporáneos de la versión de los Setenta el mesías era un individuo, una persona singular, y no un pueblo en general.

b) La versión aramea del "targum" palestino. 
Traduce Gén 3,15 de manera parafrástica, es decir, no totalmente literal, sino con añadidos libres. La elaboración de este targum suena de este modo en la recensión llamada del pseudo-Jonatán: "Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, entre los descendientes de tus hijos y los descendientes de sus hijos. Y sucederá que, cuando los hijos de la mujer observen los preceptos de la ley (mosaica), te tomarán ojeriza y te aplastarán la cabeza. Pero cuando se olviden de los preceptos de la ley, serás tú el que les aceches y les muerdas en el calcañar. Sin embargo, para ellos habrá un remedio, mientras que para ti no habrá remedio. Ellos encontrarán una medicina (?) para el calcañar en el día del rey mesías" 130.

Lo que se deduce ante todo de la mencionada paráfrasis es lo siguiente:
El linaje de la mujer se interpreta en sentido colectivo y personal al mismo tiempo; en efecto, los que observan (o dejan de observar) la ley de Moisés son los que se enfrentan con la serpiente. Estamos por tanto en el ámbito del pueblo de Israel, para el cual habrá una salvación irreversible en contra de las asechanzas de la serpiente con la aparición del mesías. Entonces, prácticamente, la mujer del Génesis y su descendencia llegan a identificarse con la comunidad de Israel en camino hacia la redención mesiánica. Más sencillamente, con el pueblo elegido junto con su mesías. No estamos lejos del mensaje de Ap 12, como diremos enseguida.